RUMI

Cada árbol y cada planta del prado
parece estar danzando;
aquéllos con ojos comunes
sólo los verán fijos e inmóviles.

29 feb 2012

Jeshua habla sobre el poder sanador de la Paz


Bienamados:

Todos y cada uno de vosotros sois la esencia de Cristo, si no fuera así, no estaríais aquí. Tomad esto de corazón ¿qué significa ser de la esencia de Cristo? Quiere decir que verdaderamente uno no está limitado, ni por el tiempo, ni por el espacio, ni por lo que cualquier hermano o hermana diga que debería estar haciendo. No está limitado por nada, excepto por sus propias decisiones, y es libre en cada momento de volver a elegir de nuevo, como yo hice.

Viví la experiencia de la crucifixión para probar que no somos el cuerpo. No sois el cuerpo. Creasteis el cuerpo para expresar el poder divino del Ser. Sois los creadores del cuerpo. Ahora bien, sé que a veces, los cuerpos “gritan” y parece que son ellos los que están a cargo, pero en verdad sois vosotros quienes podéis elegir tomar una respiración profunda y decir: “No, habitaré en la Paz”.

En este mismo momento, ahora, permitíos tomar una respiración profunda y sentir la Paz que la acompaña, no hay que pagar monedas de oro a nadie por la paz que llega con la respiración profunda. Es un regalo divino que os hacéis a vosotros mismos. La primera cosa que hicisteis cuando os encarnasteis fue tomar una respiración profunda. Algunos visteis el gran poder de esa respiración profunda y os permitisteis vocalizarlo a todo pulmón; otros, en cambio, vinisteis más tranquilitos; pero de todos modos, cualquiera fuera el caso, lo primero que hicisteis en esta encarnación humana fue respirar.

Parte de la esencia de la humanidad es respirar. Al respirar profundamente os permitís habitar por un momento en la paz. Permitíos de nuevo tomar otra respiración profunda, una sencilla respiración, justo para sentir la paz que viene con ella, la sanación que llega con esa paz. Por un momento, más o menos, podéis dejar de lado todas las preocupaciones y soltar las demandas que os hace el mundo.

En cualquier momento en que sintáis que el mundo es demasiado para vosotros, permitíos respirar profundamente. En mi propia vida hubo momentos en que yo me apartaba de las multitudes, incluso me alejaba de los discípulos, para entrar en comunión con el Padre por medio de la respiración. Me permitía volver de nuevo a un lugar de paz, al lugar donde uno recibe la guía divina.

Incluso en el Jardín de Getsemaní, yo me apartaba de los discípulos para rezar. Allí respiraba profundamente y escuchaba hasta que se hacía un silencio y sentía una paz profunda acerca del mañana. Junto a la paz me llegaban intuiciones, comprendía que yo tenía que continuar pero también me llegaba la certeza de que no iba a estar solo al día siguiente, sabía lo que iba a suceder, conocía las probabilidades.

Al igual que enseñé en aquella época sigue siendo válido en los momentos actuales que aprendáis a contactar con vuestra divinidad interior, con la verdad que habita en vosotros y que os dice que no estáis a merced de ningún gobierno, líder o circunstancia mundana, y que os asegura que sois el Amor expresándose y creando.

La idea de que sois amados, con un Amor eterno, y de que sois libres para crear cada una de las dimensiones de vuestra vida, no concuerda con lo que os han estado enseñando durante siglos las religiones. Ya en mi época, los que estaban en el poder decidieron silenciarme por “agitador”, pero yo sabía todo lo que iba a ocurrirme.

En el silencio de la respiración profunda y lleno de paz, contacté con mi fortaleza, contacté con mi integridad. Lo mismo podéis hacer vosotros cuando sintáis que el mundo os abruma y parece que os grita “que deberíais estar haciendo tal y cual, o ser esto y lo otro”, en esos momentos haced una pausa, respirad profundamente: éste es el primer paso, es un paso lleno de poder.

En esa paz, escuchad atentamente a vuestra guía, si no llegara ninguna guía, respirad de nuevo, manteneos respirando, es algo muy bueno para el cuerpo, – mantiene el cuerpo vivo (sonrisa) – y escuchad. Habitad en la paz de esa respiración. Es la cosa más sencilla que podéis hacer y, además, os permite entrar en contacto con vuestro ser divino. Respirad y sentid la paz. Si no recordáis nada más de este mensaje, recordar mi sugerencia de tomar una respiración profunda, una y otra vez si es necesario, de habitar en la paz, porque allí es donde conectáis con la divinidad que sois, con vuestro verdadero poder. La paz que sentís es vuestro poder.

Otros pueden burlarse de vosotros, juzgaros, pero no pueden destruir vuestra paz, sólo uno mismo puede destruir su propia paz, y sólo uno mismo puede volver a traer esa paz con una respiración profunda. Así que os sugiero de todo corazón que, tan a menudo como lo recordéis, os permitáis habitar en la paz y escuchar, porque hay muchos seres invisibles, ángeles los llamáis vosotros, y también algunos seres queridos que quizás han dejado ya el cuerpo, y que quieren haceros saber cuánto os aman.

Quizás, algunos de ellos son aquellos que no supieron cómo amaros cuando erais pequeños, y que tal vez os transmitieron la enseñanza generacional de que ser duro con vosotros os fortalecería. Todo lo que hizo aquella educación fue retar a vuestro espíritu y, algunas veces, deprimiros un poquito. Pero ahora que ellos han dejado el cuerpo, ven todo de otra manera, y necesitan deciros cuánto os aman.

Quieren deciros que ahora han entendido que hubo un acuerdo previo antes de encarnaros, de que vendríais juntos y naceríais en esa determinada familia, y fue un contrato que firmasteis para ser de ayuda mutua, y ahora desde el otro lado, ellos han comprendido que el mayor poder de todos, no es el poder que abusa, el “poder duro”, sino que el poder más grande de todos es el amor, la ternura.

Ellos os aman, y esperan para decíroslo, sin embargo, algunas veces estáis tan ocupados escuchando a otras voces – las voces del mundo –, que no los escucháis. Pero cuando tomáis una respiración profunda, y habitáis en la paz, entonces podéis recibir este amor de vuestro ángel de la guarda; este reconocimiento de algún ser querido, esa certeza que viene de lo más profundo, de vuestro Ser superior, que os transmite que vais a ser guiados y que nunca estáis solos en vuestros quehaceres diarios. Lo mismo me ocurrió a mí cuando recibí aquella noche en el jardín de Getsemaní toda la fortaleza que iba a necesitar para poder llevar a cabo mi misión.

Vosotros sois el “Yo Soy” que ha existido siempre y que seguirá existiendo después de que el propósito del tiempo se haya cumplido, porque no siempre va a haber tiempo, cuando éste se acabe, seguirás existiendo como la esencia del amor divino. Así que no importa lo que suceda durante este año – y van a pasar muchísimas cosas durante este año – permitíos la simplicidad de ir hacia dentro, a ese lugar de Paz y llamadme, siempre os contestaré.

Ahora bien, para conocer mi respuesta tenéis que escuchar, puede que uno de vosotros cuando esté en ese lugar de paz, me pregunte: “¿qué debería hacer?, ¿cuál es el siguiente paso?, ¿soy digno?”, y algunas veces, cuando yo contesto, este hermano ya ha salido volando a hacer alguna otra cosa que el mundo le ha dicho que debe estar lista para las 3 de la tarde, o cualquier otra hora que hayan designado.

Escuchad, tomad la respiración profunda, habitad en la paz, llamadme, y escuchad, siempre estoy con vosotros, no hay ningún lugar donde podáis ir y yo no esté. Si uno de vosotros desciende a las profundidades del infierno, a los lugares más profundos de preocupación y duda, allí estoy yo con él. Si asciende a los cielos, y siente la alegría de vivir, allí estoy yo también, en esa alegría; y os lo recomiendo, hacedme caso, la alegría y la confianza son dos buenos sitios donde estar.

La otra sugerencia que os hago, y os lo he dicho muchas veces, es que os riáis conmigo, contadme algo gracioso, algún chiste que os haga gracia. No importa lo que estéis viviendo, permitíos tomar cierta distancia por un momento y buscarle el punto gracioso, la parte humorística de cualquier cosa por la que estéis pasando, así que siempre que os acordéis permitíos reír, buscad el punto cómico de todas las situaciones.

Aunque sientas cierta pesadez durante tu día a día, de vez en cuando, es importante que sepáis que habéis vivido otras muchas vidas, y que si lo elegís, podéis volveros a encarnar, ya sea aquí en esta Madre Tierra o en cualquiera de los otros muchos planetas maravillosos de los que ahora empezáis a tener noticia.

Cualquier encarnación, en cualquier forma que tome, es una elección, uno siempre elige dónde quiere ir, elige con quien quiere estar, es una elección. No hay algo así como un gran maestro dirigiendo e indicando hacia donde tiene que ir cada uno de vosotros. No existe un gran árbitro en el cielo que le diga a uno: “tiene que encarnarse 89 veces más antes de que esté cualificado para ser un ángel”, ya sois un ángel en forma humana, no hay ningún maestro que tenga más poder que vosotros.

Os siento suspirar con sorpresa. Habéis recurrido a un montón de canalizaciones, habéis escuchado a unos cuantos maestros para saber qué va a ocurrir durante este año, creyendo que ellos debían saber más que vosotros, y yo os digo, que eso no es cierto. Ellos no lo saben, ya que cada momento está abierto a la mejora y a la improvisación creativa. Así de poderosos sois, cada momento está abierto a la elección.

Ahora bien, hay algunas personas que pueden sopesar las probabilidades y pueden decir “basándonos en lo que ha sido la historia pasada, hay una probabilidad de que en este año vaya a suceder X, Y, Z” pero es sólo una probabilidad, y vosotros sois quienes elegís si eso va a llegar a suceder en vuestra realidad o no, según lo que decidáis.

Nunca elegís erróneamente. Tomáis elecciones en cada momento. Cada uno de vosotros elige para crear y jugar con sus creaciones, no para soportar las adversidades del mundo, no para sufrir.

Yo no sufrí en la cruz, esa ha sido una historia que os han transmitido para haceros sentir culpables. Como si de alguna manera, cada uno de vosotros formarais parte de la conciencia colectiva que en aquel tiempo quería y tenía el poder de hacerme sufrir. La verdad es que yo no sufrí. Yo contemplé el mundo como contemplé Jerusalén, y sentí pena porque los hermanos y hermanas de aquella época no sabían reconocer todavía su propio poder y la fuerza del amor y la armonía.

Y aquí es donde os encontráis ahora, en este año tan importante, contempláis el mundo, y sentís cierta pena, porque veis que vuestros hermanos y hermanas todavía no entienden cómo es vivir en paz y en armonía, pero ¿cómo van a entenderlo, a menos que cada uno de vosotros lo ejemplifiquéis para ellos? ¿A menos que viváis en paz con vosotros mismos y desde vosotros lo extendáis luego a los demás?

Hemos hablado a menudo, del gran Amor que os da la vida y os permite ser todo lo que elijáis ser. Sois la expresión de la única Fuente, el Creador. Elegisteis estar aquí, en este año, para que surgiera una nueva manera de ver todo lo que ocurre. Gracias a esta nueva forma de contemplar todo, vas a sonreír, algo fácil de decir pero no tan sencillo de llevar a cabo cuando alguien te está gritando, o cuando sientes que tu jefe te está gritando, y sonríes como si estuvieras al tanto de un maravilloso secreto interno, y realmente lo estás.

Sabéis que no sois el mundo, el mundo es algo que habéis fabricado, y lo podéis cambiar momento a momento. No sois el cuerpo, lo usáis, pero el cuerpo no es vuestro amo. Los amigos, los colegas, los conocidos, cada uno de ellos tiene su propia perspectiva de las cosas, y puede que ésta resuene o no resuene con la vuestra, no tiene por qué hacerlo, ya que su viaje de despertar es diferente al vuestro.

Sus otras vidas y sus experiencias son diferentes a las vuestras. Lo que ellos traen consigo a esta vida, es diferente a lo que cada uno de vosotros trae a esta vida. Así que nadie puede juzgar el camino de otro, y ellos no pueden juzgar el vuestro. Ellos pueden intentarlo, a menudo los amigos y los colegas os juzgarán, ¿pero cómo pueden juzgar vuestro camino si ellos no han andado en vuestras sandalias? No pueden saber lo que vosotros experimentáis o lo que habéis experimentado en esta u otras vidas, por lo tanto si juzgan, lo hacen erróneamente.

Les vais a permitir decir lo que tengan que decir y les vais a sonreír, entonces ellos se van a preguntar “¿cómo puede sonreír cuando acabo de decirle que es la persona más desinformada, ignorante e incomprensiva que ha habido en la faz de la tierra? ¿Cómo puede sonreír? Incluso parece que me mira con amor y eso que acabo de soltarle una palabrota, ¿cómo me puede sonreír?”. Fácil, porque sabéis quiénes son en el nivel del alma. Puede que no tenga nada que ver con la forma en que ellos actúan, pero en su esencia, en su parte más profunda, en su verdadero ser, son el Cristo, y vosotros reconocéis al Cristo y amáis al Cristo, puede ser que no améis las acciones y las elecciones que ellos tomen, pero amáis su ser y, por eso, podéis sonreír ante cualquier cosa que proceda de ellos.

Existe la profecía que dice que durante este año va a haber grandes cambios, y esto va a suceder porque vosotros estáis cambiando y estáis listos para vivir en la paz, la paz que sobrepasa todo entendimiento. Podéis recogeros en vuestro interior, ese lugar de paz y silencio en lo más profundo de vuestro ser y saber que siempre vais a ser cuidados, os lo garantizo.

No importa lo que enfrentéis, seréis cuidados, y vais a salir de ello, sanados, enteros, y con conocimiento de vuestra divinidad, no cómo el mundo define estas cosas, sino como el espíritu las define. Este es el año más maravilloso que vosotros estáis creando.

Habéis experimentado otras vidas que os han conducido al punto exacto en el que estáis ahora. Os habéis estado preparando durante un largo proceso para alcanzar la conciencia que vais a lograr este año, desde el momento en que descendisteis a la densidad cuando empezasteis a olvidar quiénes erais, desde el momento en que decidisteis que os identificaríais con vuestras creaciones en vez de con la Fuente creativa que erais.

Cuando descendisteis a la densidad y olvidasteis quiénes erais, empezasteis un proceso que ahora está llegando a su feliz desenlace. Es un proceso de Luz, más y más Luz está llegando a vuestra experiencia, más y más Luz está llegando a vuestro cuerpo, más y más Luz está llegando a vuestras relaciones, más y más Luz está llegando a vuestro corazón, al lugar donde camináis cada día con la sonrisa en la cara, porque sabéis quiénes sois y eso os hace sentir genial.

Os conozco a cada uno de vosotros, honro lo que sois, os amo ahora y por toda la eternidad. Así sea.

– Jeshua ben Joseph (Jesús) –

Expresado a través de Judith