RUMI

Cada árbol y cada planta del prado
parece estar danzando;
aquéllos con ojos comunes
sólo los verán fijos e inmóviles.

11 sept 2011

Celebrar la Crisis

Celebrar la Crisis
Elisabeth Sahtouris, Ph.D.
Traducido al español por Alejandra Silberman

Yo estoy celebrando por lo menos tres crisis de proporciones—la energética, la económica y la crisis climática— que nos enfrentan en este momento, de manera global y simultánea, y suman el desafío más grande que hemos enfrentado en toda la historia de la humanidad. Este desafío es lo que celebro, y la razón por la cual celebro. Requerimos nada menos que una revisión fundamental de toda nuestra manera de vivir en la Tierra. Y esta es una oportunidad increíble!

Algunas de nuestras opciones están desapareciendo. Ya no podemos frenar el calentamiento global, el fin del petróleo, o los desastres generados por el endeudamiento, combinados con la codicia. Y esto puede dar mucho miedo… hasta que nos damos cuenta de que se nos están abriendo nuevas puertas, con oportunidades inéditas y frescas, para construir el mundo de nuestros sueños, como el ave Fénix renaciendo de las cenizas de todo lo que nos está fallando.

No podríamos estar enfrentando evidencia más clara de que, a pesar de los logros espectaculares de nuestra joven especie, nos hemos perdido de manera trágica y dramática. Al crear una economía global que actúa como un juego de monopolios competitivos, basado en fondos de endeudamiento, e impulsado por combustibles fósiles, no sólo hemos creado una división entre ricos y pobres sin precedentes en el nombre de la democracia, sino que también hemos empujado a la Tierra misma al punto de que está cada vez más claro que debemos empezar a respetar y a aprender más humildemente de nuestra Gran Madre, en lugar de creernos sus amos y señores.

Nuestra decisión más importante en este momento es si vamos a gastar la energía renovable que tenemos en el temor y haciendo duelo por la pérdida de créditos fáciles, comida rápida, centros comerciales vistosos y promesas de jubilaciones felices, o si vamos a mirar como nuestros vecinos globales pagaron el precio de nuestras comodidades mientras ignorábamos la responsabilidad real de nuestra democracia, permitiendo que nuestras riquezas fueran mal utilizadas mientras perdíamos nuestros sistemas de salud, educación y seguridad. Si elegimos esto último, declararemos nuestra solidaridad con otros en el mundo, nos arremangaremos, y haremos el trabajo positivo que requiere el reinventar el dinero, reverdecer los desiertos, desarrollar fuentes de energía limpias, y cooperar en toda nuestra diversidad cultural y religiosa para construir un mundo que funciona para todos.

Generar los profundos problemas que enfrentamos tomó un poco más de tiempo que los años de vida de un ser humano. Si de verdad investigamos qué fue lo que hicimos mal, y aprovechamos lo que hicimos bien, en otro tiempo de vida similar podemos deshacer los daños, y crear un estilo de vida mejor que funcione para todos—para todos los seres humanos y otras especies sobrevivientes.

A continuación detallo siete razones que sostienen mi optimismo, y mi juicio de que podemos hacerlo:


El universo está vivo y saludable.

Cada cultura tiene un cuento de creación que brinda sentido, propósito y guía a su pueblo. Si bien los sacerdotes de un tipo u otro tradicionalmente sostienen estas historias, en los últimos siglos ha ocurrido un experimento con los estados seculares y democráticos. Construir estos estados seculares ha sido un experimento no sólo en lograr gobernabilidad democrática, sino también en el experimento aún más fundamental de que la ciencia, en vez de la religión, provea la gran narrativa acerca de cómo funcionan las cosas en nuestro planeta y en nuestro universo, guiando las vidas de las personas.

La historia de creación científica que conocemos viene de la física y la biología. La física nos entregó un universo material inanimado y sin sentido, degenerándose interminablemente a través de la entropía, y la biología Darwiniana nos condenó a una lucha constante en la escasez, contándonos que esa es la manera de evolucionar de la naturaleza—y por lo tanto, condenándonos a nuestra naturaleza competitiva como seres humanos. Este escenario científico, carente de alma, debe ser la historia de creación más deprimente jamás contada. Nos hemos consolado creando una cultura de consumo, creyendo que debemos conseguir lo que podamos mientras sea posible (normalmente a expensas de otro). Hemos construido una economía global de ganar/ perder y de competencia sangrienta, y hecho del consumo material el estilo de vida dominante que viven o desean las personas. De alguna manera, creímos que esto llevaría a la era dorada imaginada por los fundadores de la ciencia. Sin embargo, vivir y practicar esta historia nos trajo en realidad: el deterioro de las cosas, un medio ambiente devastado, el fracaso en la eliminación de la pobreza, la continuación del terror de la guerra, y tecnologías increíbles que nos hicieron ciegos a significados más profundos.

Mi propio optimismo proviene de información que ha producido la ciencia recientemente—información que sugiere que cosmologías Orientales antiguas, basadas en la conciencia describen nuestro universo de manera más certera que la historia que cuenta la ciencia Occidental. La nueva narrativa que emerge en Occidente es que el universo no está deteriorándose porque la entropía es equilibrada por la sintropía, radiación creada por la gravedad, en un universo vivo, que se auto-crea continuamente, y que las especies de la Tierra pueden aprender, y de hecho lo hacen, cuán ineficiente y costosa es la competencia hostil y destructiva, comparada con la colaboración, donde hay beneficios mutuos, como podemos ver claramente en ecosistemas maduros, como selvas prístinas, praderas, y arrecifes de coral.

Cuando lo miramos en retrospectiva evolucionaria, cada crisis en nuestro planeta ha generado una presión que se convirtió en una oportunidad para avanzar en la evolución. Los desastres, en la forma de una extinción planetaria, una era del hielo, o un ecosistema local destruido por una tormenta desértica, siempre han sido ocurrido previo a la aparición de nuevas especies y de nuevas adaptaciones al cambio. La naturaleza es conservadora cuando las cosas funcionan, pero radicalmente creativa cuando no funcionan, y desde mi perspectiva, es demasiado inteligente para actuar por accidente!

La ciencia hace, y debe hacer, para operar, ciertas presunciones no probadas acerca de la naturaleza básica de nuestro universo y de la vida. La presunción básica y fundacional de la ciencia de que la naturaleza es no-viviente, no-consciente, y no-inteligente, es decir, sin propósito ni sentido, nace de un contexto histórico particular, de una reacción contra la religión; antes de este momento, toda la naturaleza había sido considerada algo vivo. Cambiar estas presunciones es aumentar nuestra comprensión de los descubrimientos científicos, y reducir la brecha innecesaria entre la ciencia y la espiritualidad. Además, nos regala una historia de creación que sostiene vida—una historia que inspira y anima nuestra maduración rápida, desde la competencia hostil a la cooperación, sostenida por la certeza de que la Naturaleza está de nuestro lado en este proceso de aprendizaje evolutivo.


Nosotros creamos nuestra propia realidad, y la Naturaleza nos muestra el camino.

Si miras a tu alrededor, te darás cuenta de que todo lo que hemos construido los seres humanos originó como una idea en la mente de alguna persona. ¿No es obvio que creamos nuestra realidad a partir de nuestra conciencia? Una vez que reconocemos lo fundamental que es la conciencia en toda la experiencia humana, incluyendo nuestra acción creativa, vemos que los modelos científicos de la naturaleza son creados dentro de nuestra conciencia humana, y que ésta contiene también toda nuestra percepción del universo. Todos los modelos que proponen un cosmos vivo, proponen que existe una conciencia cósmica, y que la conciencia humana es una manifestación de ésta. Desde esta mirada, la conciencia es fundamental para todo el proceso cósmico, y no un producto emergente de billones de años de evolución material arbitraria y accidental. Cada vez hay más científicos y académicos occidentales que están haciendo este giro de 180 grados en sus creencias acerca de la conciencia.

La mejor historia que yo conozco dentro de la trayectoria evolutiva de cinco billones de años de la Tierra, es la de la formación de la célula con núcleo, que protagonizaron nuestros remotos antepasados, las arqueobacterias. Estas bacterias desarrollaron estilos de vida competitivos, siendo criaturas pioneras en la Tierra, se multiplicaron exitosamente, cubriendo la superficie del planeta, desde las rocas hasta la atmosfera, reorganizaron los materiales que recubrían la Tierra y crearon una atmosfera compleja… estos seres increíbles, diminutos e invisibles crearon y resolvieron crisis planetarias como hambrunas y contaminación. Hicieron esto con nuevas “tecnologías”, desde el desarrollo de la fotosíntesis, para utilizar la luz del sol y del oxígeno mortífero en la producción de alimento, hasta la creación de reactores nucleares, motores electro bacteriales, y la primera “World Wide Web”, en la forma de un intercambio de ADN a nivel planetario. Pero el más grande de sus logros fue madurar de un ambiente que, si bien era creativo, era hostil, a una colaboración en pos de la vida.

Colonias de distintos tipos de arqueobacterias, con distintas capacidades y estilos de vida, evolucionaron divisiones de trabajo colaborativo, y donaron partes de su ADN individual a bibliotecas genéticas en el núcleo, para formar las primeras células con núcleo, cada una miles de veces más grande que una célula bacterial. Estos emprendimientos fueron tan exitosos, que todavía existen hoy día, billones de años después, conviviendo con bacterias y con colonias más grandes aún, que conocemos como criaturas multicelulares, entre las que nos encontramos. ¡Qué buenas noticias, que nuestros antepasados bacteriales pudieron hacer las paces con sus enemigos, y crear esta colaboración que ahora nos incluye!

Esta historia también se convierte ahora en nuestra historia—la historia que llamamos globalización. ¿Qué es la globalización, sino el esfuerzo de nuestra propia especie de madurar más allá de una economía hostil de perder/ganar, hacia una familia global que funcione para todos? Si cada una de nuestras células es tan compleja como una gran ciudad humana, y cada uno de nosotros es un cuerpo increíblemente armonioso, hecho de cien trillones de células, entonces no debiera ser difícil entrelazar a seis billones de personas en una comunidad global. Ya cooperamos de tantas maneras, desde las comunicaciones y el intercambio de divisas, al viaje, diálogos ecuménicos, tratados internacionales, estaciones espaciales, las Naciones Unidas, etc. Lo que nos falta es la economía del ganar/ganar, que tan brillantemente nos reflejan nuestros maravillosos cuerpos, que crean abundancia interminable a través del compartir y reciclar. Tenemos la información, inspiración y poder que necesitamos para crear un mundo así de cooperativo. Mira más allá de los grandes medios de comunicación, y lo verás ocurriendo en todo el planeta, por ejemplo en más de un millón de ONGs con maneras creativas de mejorar vidas humanas y de otras criaturas de la Tierra.

La juventud tiene un poder sin precedentes para crear el mundo que quieren.

La Internet es uno de los sistemas vivos auto-organizados más grande del planeta, porque está compuesto de personas que utilizan las computadoras como herramientas de conexión, en redes sin un control central. La juventud de hoy tiene un poder sin precedentes, porque la Internet conecta a números cada vez más grandes de ellos, en un dialogo mundial sin fronteras políticas. Notebooks y teléfonos celulares son cada vez más accesibles y pronto jóvenes de todo el mundo estarán empoderados, como co-soñadores y co-creadores del mundo que quieren. A la fecha, su historial es genial! Mientras los adultos los depredan en la misma Internet, comercialmente, sexualmente, e ideológicamente, ellos mismos muestran poco interés en la guerra, el racismo o la codicia. Están abiertos a nuevas ideas, y si bien han crecido con video juegos, están cada vez menos interesados en mover agentes en una pantalla, y más interesados en SER agentes, a través de blogs, twitter, y haciendo y compartiendo música y vídeos, formando organizaciones como Youth for Environmental Sanity, el Indigenous and Non-Indigenous Youth Alliance, y el World Youth Spirit Council, y muchas otras alianzas enfocadas en justicia social, paz, y medio ambiente. El desafío más grande que enfrentan es cambiar el sistema económico para que nadie responda si se declara una guerra. Están profundamente informados en un nivel de persona a persona, de una manera que cruza culturas, religiones e ideologías, y por eso mejor equipados para esta tarea que ninguna generación previa.

Aún sin dinero, las personas están logrando sus sueños.

El proyecto más impresionante que jamás vi en mis viajes es un proyecto de riego en China, llamado Canal de la Bandera Roja. Si lo buscas en Google hoy, verás una ladera montañosa llena de vegetación, con un canal de riego que la atraviesa, y un centro turístico en la cercanía, que atrae a muchos turistas, y parapentes en el cielo. No le hagas caso a las etiquetas de las fotos que lo describen como uno de los “proyectos sin sentido implementados en China, por campesinos sin educación, utilizando herramientas primitivas.” ¿Sin sentido? Esto fue un sueño logrado en los años 60 por jóvenes en un valle desértico tan árido y seco que los viejos se suicidaban bebiendo kerosen, para que los jóvenes pudieran tener más agua. Los jóvenes soñaron en traer agua a sus pueblos de un río al otro lado de las montañas Taihang, a 60 kilómetros de distancia, y desafiaron las órdenes del gobierno de desistir, porque los expertos lo habían declarado imposible.

Yo lo vi con mis propios ojos, en 1974, justo cuando estaba a punto de completarse: el agua fluyendo por túneles en la montaña, bajando por canales sinuosos, y sobre acueductos más grandes que los que había visto en las ruinas Romanas en Italia. Había enormes construcciones hechas de piedras elaboradas con martillos caseros y cinceles forjados con hierro fundido en hornos de barro. Los túneles fueron excavados con dinamita hecha en casa, picota y pala. También construyeron pequeños generadores en los lugares donde el agua caía más de un metro y medio, que proveían electricidad al pueblo. Toda el área es ahora una economía verde, y en expansión; el lugar es patrimonio nacional, y demuestra los milagros que se pueden lograr sin nada más que motivación!


Las economías están comenzando a ser medidas en calidad de vida.

Hace unos años, el rey de Bhutan anunció que su economía sería medida de aquí en adelante en la felicidad de su gente, en vez de en la medida habitual de flujos de dinero. Fue una idea chocante y radical, sino irrisoria, para muchos. Sin embargo, por más de medio siglo, pioneros como Hazel Henderson han promovido “indicadores de calidad de vida” como una manera más sensata de medir la salud de una economía que las medidas basadas en dinero, como el producto nacional bruto.

¿Por qué contabilizar el costo de derrames de petróleo, psiquiatras, o toxinas en nuestra comida como beneficios económicos, cuando debiéramos enfocarnos en educación, ecosistemas saludables, y medicina preventiva? ¿Nuestra historia de creación de un universo entrópico ha invadido tanto nuestro pensamiento que no podemos imaginarnos una economía de ganar/ ganar? Hasta cierto grado, la respuesta a esta pregunta es Sí, pero ahora estamos viendo como países, desde Bhutan a Brasil, buscan medir la calidad de vida. Una vez la mente de un país se enfoca en economías positivas, será posible crearlas en mayor escala.

Tenemos los conocimientos para hacer la transición a economías sustentables.

Extraer combustibles fósiles fue una manera rápida y, literalmente, sucia de construir economías tecnológicas de escala. Pero ha probado ser un camino altamente insustentable. Los recursos están llegando a su fin, y la contaminación resultante nos está asfixiando y generando calentamiento global. Afortunadamente, la naturaleza nos muestra un camino mejor. Como ha demostrado Janine Beynus, podríamos crear economías naturales de “biomímica”, basados en carbohidratos en vez de hidrocarburos, evitando así el 96% del uso de recursos en los procesos de producción que utilizamos actualmente para crear productos no reciclables. Más de un inventor ha hecho funcionar vehículos con agua, y más de un país tiene metas a corto plazo de cero emisiones. Amory y Hunter Lovins, junto con Paul Hawken y Bill McDonough nos han mostrado maneras prácticas de implementar un “capitalismo natural” de tecnologías y productos sustentables, 100% reciclables. Tachi Kiuchi, que fue CEO de Mitsubishi en America, y otros, muestran a las multinacionales cómo pueden trasladar sus modelos del responder a accionistas al responder a todos los involucrados en el accionar de la empresa, donde crear valor para las personas más pobres de la Tierra es un camino de sustentabilidad y mejores retornos para el negocio.


El calentamiento global puede convertirse en nuestro proceso de paz más importante.

Finalmente, incluso la amenaza más grande que enfrentamos como humanidad en este momento es una oportunidad positiva. Si bien creo que los seres humanos somos responsables de generar una Era de Calentamiento para el planeta, creo que es más importante enfrentar el desafío que discutir acerca de sus causas. Yo no conozco ninguna manera de revertir este proceso, ahora que se ha desencadenado profundamente un feedback positivo del fenómeno. Cuanto más calor hace, más se derriten los hielos y la tundra; y cuanto más se derriten, más se calienta el planeta, porque los hielos polares disminuidos reflejan menos radiación solar. Como la Naturaleza es un sistema vivo altamente complejo, y no un mecanismo fácilmente predecible, las estimaciones de cuanto subirán los niveles del océano y en cuánto tiempo varían. Es muy probable que haya otra mini Era del Hielo, en Europa, como parte del proceso de calentamiento, si es que la corriente del Golfo continúa sumergiéndose. Con la mayoría de nuestros centros urbanos situados en áreas costeras, incluso las predicciones más conservadoras hablan del desplazamiento de cientos de millones, sino billones de personas.

Las buenas noticias es que las personas demuestran sus mejores y más cooperativos comportamientos en crisis naturales, y una crisis de estas proporciones demandará todos nuestros recursos. Tenemos algo de tiempo para trabajar la cooperación internacional requerida para que estas grandes ciudades suban a las colinas, y para manejar los extremos climáticos relacionados con excesos y escasez de agua. Pero debemos aprovechar el tiempo que nos queda, e iniciar este proceso. No sustentable significa que no puede durar, que algo debe cambiar. El calentamiento global ejemplifica esto de manera muy concreta para la humanidad, y nos proveerá la oportunidad de recomenzar, elevándonos a nuevas alturas, literal y metafóricamente.

Mi esperanza es que la humanidad verá el calentamiento global como la crisis que finalmente nos unió en la paz. Imagino que las nuevas viviendas, sistemas de salud, educación, actividad económica, artes y entretenimiento, junto con la restauración de ecosistemas, serán ejemplos sustentables y asombrosos de nuestro genio artístico para lograr una elegante simpleza. La pobreza será erradicada en este proceso, a medida que implementemos economías de ganar/ganar, donde todos podamos realizarnos.

* * * * *
Así he cultivado y sostenido mi optimismo como una alumna humilde de nuestro universo viviente, de nuestra Tierra viviente, que claramente nos muestra un camino para superar nuestra crisis adolescente y lograr un futuro global maduro. Cuanto antes creemos la visión de lo que todos deseamos, pongamos nuestra intención al servicio de implementarlo juntos, y nuestras capacidades individuales alineadas en acción colectiva, mayores serán nuestras posibilidades de éxito!

Dr. Elisabet Sahtouris es bióloga de la evolución, futurista, autora y conferencista. Con estudios post-doctorales en el Museo Americano de Historia Natural, enseñó en MIT y en la Universidad de Massachusetts, contribuyó a la serie de televisión NOVA- Horizon, es fellow del World Business Academy y miembro del World Wisdom Council. Ha trabajado y conversado con las siguientes instituciones y organizaciones: el Banco Mundial, las Naciones Unidas, Boeing, Siemens, Hewlett-Packard, Rand Bank de Sudáfrica, Caux Round Table, Tokyo International Forum, los gobiernos de Australia, Nueva Zelanda and Holanda, escuelas de negocios de Sao Paulo y foros State of the World, así como en varios encuentros de Ex Alumnos y conferencias Newfield. Es autora de EarthDance: Living Systems in Evolution; A Walk Through Time: From Stardust to Us y Biology Revisioned, con Willis Harman. www.sahtouris.com

En resumen, los seres humanos tenemos toda la inteligencia y conocimientos necesarios para crear economías sustentables y limpias que funcionan para todos, sin limites para nuevas tecnologías, en tanto se desarrollen en base a recursos renovables, y de maneras no tóxicas y reciclables. Detente un momento a reflexionar el potencial liberador de esta última frase, y tal vez tú también empieces a compartir mi optimismo desatado.