RUMI

Cada árbol y cada planta del prado
parece estar danzando;
aquéllos con ojos comunes
sólo los verán fijos e inmóviles.

14 abr 2011

De la Motivación a la Auto-Motivación: El Éxito del Líder-Coach


Si me preguntaran sobre cual es el rasgo que, de forma más importante, condiciona el rendimiento profesional de un directivo, no tendría muchas dudas en asegurar que es el de su Auto-MOTIVACIÓN.

Si me preguntaran sobre cual es el modelo de comportamiento que mejores resultados ofrece a un directivo para maximizar el rendimiento de su equipo de trabajo, tampoco vacilaría en afirmar que es el del Líder-COACH.

Y, ¿que relación hay entre la Auto-MOTIVACIÓN y el Líder-COACH?


Este precisamente es el núcleo fundamental del presente artículo, que pretende desarrollar de forma razonada mi convicción sobre las fuerzas y los desarrollos que mueven a las personas a conseguir resultados positivos para sí mismos y para las organizaciones donde trabajan.


Podemos comenzar acercándonos al concepto de Motivación que, según los diccionarios, significa:


“Conjunto de los elementos o factores (necesidades fisiológicas o psíquicas, pulsiones inconscientes, valores y modelos sociales interiorizados, etc.) que determinan dinámicamente la conducta del individuo activándola y dirigiéndola hacia un determinado objetivo”


Por tanto, no cabe ninguna duda de que al hablar de Motivación lo hacemos sobre todo aquello que nos impulsa a conseguir algo que nos interesa de una forma dinámica y activa.


Sin embargo la Motivación, tal y como la definimos muchos Coach, también podría explicarse practicando este sencillo juego de palabras:


Motivación = Motivo + Acción


Es decir, no existe Motivación sin la identificación de un “Motivo” (Destino) que sea alcanzado a partir de la “Acción” (Recorrido). La Motivación es la fuerza que nos impulsa a ascender hasta el final de una escalera (Meta), subiendo cada uno de sus escalones (Acciones). En el corazón mas interno del impulso de las personas siempre se encuentran los anhelos y las esperanzas, los deseos y las ambiciones, los retos y los sueños. Y todo ello, requiere de movimiento para lograrlo.


Por todo ello, no se puede progresar sin Motivación, al igual que sin progreso tampoco puede haber Motivación. Se trata de un proceso en bucle sin fin que se auto-alimenta constantemente. Esta relación biunívoca es la que esconde el secreto de la explicación de nuestras desilusiones vitales y la frustración que tantas veces puede acompañarnos cuando no logramos nuestros propósitos.

Admitiendo cuanto hasta ahora he dicho, no parece muy difícil concluir que la llave de la Motivación personal es propiedad de cada uno de nosotros, porque solo uno mismo conoce cuales son sus Motivos que le llevan a la Acción. En efecto, parecería descabellado contemplar la posibilidad de que los intereses particulares fueran mejor conocidos por un extraño que por uno mismo, cuando estos precisamente son cada vez mas privados en los entornos sociales actuales, tan individualizados y faltos de comunicación.

Y ello porque:


“El motivo mas importante para la Motivación es uno mismo”


En definitiva, la Motivación es un hecho personal e intransferible, auto-generado desde el propio interesado y difícilmente transmisible. Por tanto, la Motivación real, la verdaderamente efectiva, se llama Auto-MOTIVACIÓN.


Aceptando esta hipótesis, el camino que nos lleva a percibir la gran dificultad que existe a la hora de intentar motivar a los demás es bien corto. El proceso de Motivación parece ser tan personal que se me antoja difícil pueda venir dirigido desde fuera de uno mismo:


“No se puede Motivar”


Desde luego, entiendo que lo concluyente de mi teoría pueda desconcertar por lo que tiene de oposición a toda la tradición del “Management” moderno, que impulsa la actuación motivadora de los directivos hacia sus equipos como fuente de consecución de excelentes resultados.


Pues bien, es precisamente en esta consideración donde radica el foco de los desencantos de tantos y tantos profesionales con responsabilidades directivas que se encuentran incapaces de motivar a su equipo, dando por imposible un empeño en el que creen pero que nunca consiguen.


Si realizamos un pequeño ejercicio de memoria, cada uno de nosotros puede reunir numerosos casos y ejemplos (tanto propios como de conocidos) de situaciones profesionales donde los integrantes de un equipo de trabajo “asisten” a él faltos de compromiso con los objetivos y los resultados marcados por su líder, quien ya ha claudicado a la posibilidad de contar con colaboradores motivados. La historia siempre es la misma: comienzos de ilusión que se convierten rápidamente en largas etapas de desencanto y resignación.


Y todo, en mi opinión, por elegir el camino equivocado para el estímulo laboral de nuestros colaboradores: el de la Motivación.


Mi propuesta es otra bien distinta y se fundamenta en la siguiente aseveración:


“Solo se puede inducir a la Auto-MOTIVACIÓN”


A partir de aquí, lógicamente, se nos abre un amplio abanico de preguntas que pueden confluir en una sola: ¿Cómo se induce a la Auto-MOTIVACIÓN?


Para tratar de responder a ello, no tengo más remedio que traer a este artículo la disciplina a la que me dedico profesionalmente y que desde hace más de dos décadas está triunfando en el mundo desarrollado y en España, comienza a ofrecer sus primeros éxitos aplaudidos por todos: El Coaching.


“El Coaching es un proceso de cambio hacia la mejora de los resultados personales y profesionales basado en el método socrático y amparado en el entrenamiento”


Veamos que significa detalladamente esta definición:


  • Es un proceso, dado que requiere de un tiempo necesario para su desarrollo (mayor o menor, dependiendo de las expectativas de cada persona).
  • Busca el cambio en la persona, porque si seguimos haciendo lo mismo obtendremos los mismos resultados.
  • Tiene por objetivo la mejora de los resultados personales y profesionales, pues ambos van íntimamente ligados.
  • Está basado en el método socrático, que defiende la auto-generación como fuente de saber y progreso (“No puedo enseñar, solo invitar a que aprendan por sí mismos”).
  • Se desarrolla a partir del entrenamiento del participante o Coachee, quien a partir del proceso científico de “prueba y error” y con la guía de un Coach o entrenador, se embarca en la mejora de sus resultados personales y profesionales.
Aceptado que, en los albores del siglo XXI, el indiscutible y principal factor crítico de éxito de las empresas que actúan en mercados competitivos es el Capital Humano, el Coaching es la herramienta que mejor se adapta a sus objetivos de desarrollo y optimización del rendimiento.

El Coaching consigue poner en valor todos los conocimientos y experiencia de cada persona para obtener su máximo rendimiento personal y profesional y contribuye al desarrollo del Capital Humano de las empresas, configurando equipos de alto rendimiento que sean capaces de distinguir a su organización de las demás.


Las modalidades de aplicación del Coaching en las empresas pueden ser muy variadas, pero una primera diferenciación atendería al origen de su facilitación: externo o interno. Del primero (protagonizado por un Coach profesional) no me ocuparé en este artículo, pero si del segundo, cuando los encargados de facilitar Coaching son los propios líderes de la empresa.


Y es aquí donde nace la figura del Líder-COACH (basada en la credibilidad ganada), como contraposición a la del Líder-Jefe (basada en la autoridad impuesta), predominante todavía hoy en día en nuestro entorno empresarial español (si bien se observa un progresivo cambio en la tendencia de comportamientos).


Pues bien, de entre todas las características que perfilan la figura del Líder-COACH, sin duda una de las mas importantes es la de contribuir a la Motivación de sus colaboradores, o mejor dicho, inducir a su Auto-MOTIVACIÓN, el verdadero eje de la transmisión del motor hacia el éxito empresarial.


Pero, ¿cómo induce un Líder-COACH a la Auto-MOTIVACIÓN?


Desde luego, no pueden existir reglas estrictas y concretas para explicar este proceso si lo abordamos desde la perspectiva del Coaching, tan alejado al normativismo generalista y tan amigo de las soluciones específicas para cada situación.


Sin embargo, si podemos orientar la actuación del Líder-COACH como inductor a la Auto-MOTIVACIÓN de sus colaboradores, cuando es capaz de manejar con acierto los 5 Factores Internos que la generan:


  1. La Auto-ESTIMA o esa valoración positiva que toda persona debe albergar de sí misma y que la consolida para abordar nuevos retos con añadidas garantías de éxito.
  2. La Auto-CONFIANZA, consecuencia de la anterior, que incrementa la seguridad en sí mismo y se ampara en los pequeños éxitos conseguidos.
  3. La Auto-GESTIÓN, alcanzada cuando el individuo es capaz de actuar sin ninguna supervisión, ni necesario estímulo externo alguno.
  4. La Auto-SUGESTIÓN o mecanismo de generación constante de emociones positivas que llevan al optimismo y la esperanza.
  5. La Auto-REALIZACIÓN, basada en el progresivo cumplimiento de nuestros deseos y objetivos.
Hay que destacar que la labor de un Líder-COACH como inductor a la Auto-MOTIVACIÓN de sus colaboradores nunca será posible si no es capaz de Auto-Motivarse por sí mismo y para él y todos los lectores de este artículo, estas son mis últimas recomendaciones:

  1. Comenzar bien el día, tratando de organizar y allanar convenientemente nuestras primeras tareas de la jornada para que no puedan ser fruto de enfados y malhumores que hipotequen el resto de nuestra actividades.
  2. Evitar condicionarse por la climatología, ajena siempre a nuestra voluntad y por tanto, caprichosa y variable (después de la lluvia, siempre sale el sol).
  3. Sonreír antes de llegar al trabajo, propiciando el optimismo por anticipado y llenado nuestro depósito de la energía más poderosa que podemos encontrar: el buen humor.
  4. Positivar el dialogo interior, huyendo de los pensamientos derrotistas y negativos que, como en una espiral descendente, nos hunden hacia la frustración y el desencanto.
  5. Fomentar las actividades extra-profesionales, añadiendo más patas a nuestra silla vital y evitando el riesgo de caída segura por la quiebra de una de ellas.
  6. Acercarse a la gente positiva y huir de la negativa, buscando la energía de aquellos que la destilan y preservándose de aquellos que la destruyen.
  7. Enfocar los fracasos como una oportunidad hacia el futuro, aprendiendo de los errores, ganando experiencia y tolerando los reveses de la vida con espíritu deportivo.
  8. Apoyarse más en la reafirmación interna que la externa, considerando que los ánimos de los demás no necesariamente llegan cuando son más necesarios, por lo que un cierto grado de independencia positivista asegura mejor el camino hacia adelante.
  9. Fijarse metas concretas y realistas y perseverar en su consecución, porque solo aquello que está bien definido es susceptible de generar el esfuerzo necesario para perseguirlo sin interrupción.
  10. Ser el protagonista de nuestra propia vida, decidiendo en cada momento los destinos que queremos alcanzar y planificando razonadamente los caminos que a ellos nos llevarán.
En el difícil camino del liderazgo de equipos, no quisiera finalizar estas reflexiones sin traer a estas líneas una celebre frase de Marco Aurelio que resume la esencia del espíritu del Líder-COACH en el difícil pero estimulante empeño de conseguir la Auto-MOTIVACIÓN propia y la de su equipo de colaboradores:

“SERENIDAD para aceptar lo que no podemos lograr,
FORTALEZA para perseguir lo que si podemos y
SABIDURÍA para distinguir entre las dos”


Antonio J. Alonso

Autor: Antonio J. Alonso Sampedro

Coach Director de Alonso-Business Coaching.

Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales
por la Universidad de Valencia.
Conferenciante en Congresos y Jornadas Profesionales.




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